La historia de La Crostata di Mamma inicia con una madre, una hija y una receta. Esa receta que heredaron las manos de una joven soñadora. Una larga tradición que se vio interrumpida por el "arrivederci" al Molise, la región que me vio crecer, y cuyo fruto, surgido del encuentro entre un nuevo camino y la evocación de aquella despedida, ha sido la Crostata.

En el tiempo que estuve viviendo fuera de todas las costumbres y memorias de mi querido Molise, fue la pastelería una de las cosas que mantuvo esa conexión invisible con mi tierra y con mi madre. Así empezaron los experimentos en la cocina; mezclando recetas entre la euforia de lo nuevo y la melancolía de los viejos sabores y olores, para dar finalmente con la receta, casi insignificativamente modificada, de la crostata de mi madre. Una Crostata que en tantos atardeceres y ocasos supo acompañar a a la parte golosa de mi espíritu. 

Y ahora, quiero compartir con Madrid (y esperemos que en el futuro, con el mundo entero) mis Crostatas y otros dulces de mi región y de mi infancia; para poder regalarle a mi futuro la continuidad de una historia que nació con la comunión de cuatro manos enharinadas y un corazón.

Quiero agradecer enormemente a todos los que me acompañaron en este proyecto: a mi familia, mi novio, amigos y a Agus por haber introducido mis Crostatas en ese mágico mundo que es Café Mansilla. Y gracias a ti también, por formar parte de esto.

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